Sí, el dueño de este blog, el Oliver, sabe que no ha cumplido con sus fieles lectores (si los tiene, sino es asi, ya vendrán) al no actualizar su sitio, pero no sean tan rudos con él, el cabro trabaja. Así que me he propuesto escribir esta líneas para alivianar la carga de mi estresado compañero. Pa`l que se pregunta ¿Y quien chucha es este wn? Bueno soy el Pancho o Panchi. Bueno una vez hechas las presentaciones ahora pasamos a lo que importa el verano 2006, donde la principal protagonista fue la nieve, si cabros, la NIEVE!!!
Primero vamos a hacer un recuento de lo que fue el fin de semana anterior al viaje, el día sabado 11, nos fuimos con el Yuri (hermano del Oliver), la Claudia (polola del anterior gil) y el Camilo (el integrante más jovencito del Team Higueras) al campo de la familia, la razón, cumpleaños del Oliver. Que decir del cumpleaños, harto asao, wuenos copetes, piscina, sol y rock and roll, que mejor!!!. Dos notas de este fin de semana es la participación de nuestro querido amigo Cristian “Giancarlo” Portus,(lo de Giancarlo se lo gano por su modelito de polera) muy chistosa, alegro a todo el mundo y asusto a mas de una abuelita quilloniana. Y como dejar afuera el gran ajiaco del Reñato, wuena wuey.
Lo anterior duro hasta el lunes en la mañana, ya que ese día partiríamos a buscar el mito que aún no sabíamos si era verdad. Las malas lenguas decían que en una zona cordillerana cerca de Panguipulli, existía un lugar llamado Huilo-Huilo, con nieves eternas, el paraíso del snowboard. Después de muchas vueltas, de recolectar todos los menesteres necesario para la ruta, partimos rumbo a ese remoto lugar. El viaje fue muy tranquilo, se podría decir que se paso volando. Ya nuestra primera parte de la ruta estaba completa, llegamos a Panguipulli, lugar que destaca por sus “lolas” (por lo que vimos) y por unos Barros Lucos realmente geniales, si van les recomendamos el local Crisma, no se arrepentirán. Bueno luego de comer un buen pernilsito, volvimos a la ruta, esta vez el camino era muy pezaaao y los wueonetas de los otros vehículos andaban rajados, pero como eran vacaciones el viaje fue relajao, nadie nos apuraba.. Nuestro destino era el pueblo de Choshuenco, un pequeño poblado con una playita muy muy la raja, bañada por el lago Panguipulli. Sin embargo, este no era el pueblo buscado, entonces nos fuimos a Neltume, este pueblo igual de chico que el anterior nos recibió con un techo y dos chelas heladas, que hace rato veníamos exigendo.
El día martes fue increíble, lo primero que vemos al despertar fueron los volcanes Mocho y choshuenco nevados en su cumbre, a esa altura nuestros pies picaban, pero no de hongos, eran las ganas de estar ahí arriba y deslizarse por la ladera nevada, lejos de todo y con una vista realmente espectacular. Llegamos a la reserva nacional Huilo-Huilo –te cobran hasta por tirarte un peo- un lugar tan hermoso como desorganizado. Aquí me detengo para explicar que la desorganización esta relacionada con lo que es el snowboard, ya que las otras atracciones (canopy, trekkin, etc.) no las vimos, pero al parecer eran mucho más ordenadas, no puedo dejar de destacar el video de snowboard que era made in huilo huilo, esto me lleva a una reflexión, si vamos a hacer algo hay que hacerlo bien, es decir, no podemos hacer un video que en su presentación diga “Snowpack Huilo Huilo, Sammer Camp”, no seamos charcha, sino le ponemos simplemente campamento de verano o parque de snowboard, pa que darselas de lo que no somos, si ni siquiera lo escribimos bien. Después de desembolsar el dinero respectivo para practicar el deporte, llego un camión de esos del ejercito, en el nos subimos los dos personajes, un místico, dos perros y dos niñitas. El camino hasta la pista es increíble, pasas de un sector como campo tradicional, a un camino que sube por una huella entre un bosque autóctono, alucinante, para finalmente llegar a la ladera máxima del volcán, que nos recibía con un aspecto árido y desértico hacia la cumbre blanca, pero al mirar el horizonte la naturaleza te golpea se ven montañas por montón, eso es poco, se ven montañas, volcanes y valles a destajo, algo que poca gente ha visto y que, sin dudas de decirlo, ni la mitad de la población de santiago tiene idea que existe.
La nieve increíble, buena para el snowboard, sobre todo si pensamos que estamos a 14 de febrero, el andarivel era tan sencillo como un trineo remolcado por un motor, con capacidad para 10 personas, pero como estamos en Chile y estamos rodeados de wueones ganadores, los días de mayor concurrencia se subían de a 13, cosa que el trineo sufriera por llegar a arriba. El primer día fue de reconocimiento, nos dedicamos a ver como estaban nuestras habilidades desde el invierno, y yo a probar mi tabla nueva, que funciono un lujo. Aunque no lo crean nuestras habilidades estaban intactas, así que nuestra labor ahora era saltar, saltar que?, lo que fuera, pero había que saltar, por lo que con el correr de los días, la emoción y el desgaste irían en aumento. Punto aparte los “locales”, qué saltaban y harto.
Pero la aventura no solo se vivía sobre las tablas, el llegar y el bajar del volcán (Mocho y Choshuenco), en ese camión era una verdadera experiencia limite, ya que más de alguna vez me vi cayendo por los diversos riscos que habían a los costados del camino, una inolvidable experiencia, que se repitió hasta que nos avispamos y subimos en el camioneta, que se convirtió en un personaje más del viaje y se porto como una reina, parecía avión.
Nuestra estadía en el sector se caracterizo por nuestro constante cambio de hospedaje, siendo el lugar de Pto. Fuy el más elegante de los lugares, a muy wuen precio, y la increíble casa de la sra. Juanita, sí la sra. Juanita, ella muy calida, amistosa y con una mano pa la cosina realmente de pelos. ¡Grande Sra. Juanita!
Con el colega tuvimos 5 días de nieve espectacular y un día nublado en el que nos dedicamos a “turistear”, realmente ahí descubrimos la picá de Crisma (sanwuchitos chacales) y como olvidar la increíble sesión de intercambio verbal de conocimientos urbano/rural, me explico, imagínense dos locos en una camioneta llegando a las puertas de una casa en un lugar recóndito, uno de los giles se baja y empieza a pedir permiso para subir una loma y tirarse en mountainboard. La pobre señora decía, ¡y que quiere decir este wnooo!
Como dejar fuera uno de los momentos más freak del viaje, sucedió en la noche, cuando con el colega nos disponíamos a tomarnos unas wuenas chelas, cuando de repente sucede los siguiente: un sujeto de lo más extraño se acerca de la nada a la ventana de la camioneta y nos comienza a pedir algo de plata, cuando nos fijamos en su mano y nuestra impresión fue inmediata, se veían solo dos dedos y un cuero que le cubría todo el antebrazo, el cual supusimos estaba totalmente mutilado –producto de un accidente laboral- la intención del sujeto era viajar a Temuco para conseguir un certificado de invalidez, el hecho es que mientras contaba esto su intención era quería mostrarnos lo que había bajo el cuero, ante esta situación nosotros hábilmente y producto de la impresión le dijimos, ¡no compadre, no te urjay, te creemos, aquí hay una luca!, el sujeto se retiro con lo que necesitaba y nosotros quedamos pensando, “si la wuea era grupo y quería tomarse un copete, igual se lo merece”.
Sin duda, que huilo huilo es un lugar impresionante, los pueblos cercanos igual tienen su gracia, gente muy amable y naturaleza por montones, un verdadero lujo. Podemos decir que si faltaron quizás uno o dos copilotos más ya que más de una puteada me lleve de parte del amigo “longa” por llevar a gente que hacía dedo, lo que interrumpía algunas rutinas clásicas de la ruta, la camioneta una maquina nos llevo a todos lados y ni se quejo, mientras que otros “lolos” quedaban tirados en la mitad de la subida al volcán, nosotros como avión. Los chóferes un 7, la comida bastante wuena, sobretodo el ultimo asao y nada, solo esperar que el viaje se repita y nos vemos en las fechas de invierno, cuando el deporte blanco vuelva a instalarse en nuestra cordillera
Por : Francisco Cerda E.